21 mar. 2008

Gastronomía Sacra: huevos pintados en casa


El huevo pascual se inspira de una costumbre del Seder, fiesta familiar ritual celebrada en la primera noche de la Pascua judía en Israel.
Durante ese contundente ágape, se suele ofrecer la Keará o fuente pascual alegórica. La cosa consta de una pierna de cordero, hierbas amargas, pasta de manzana y nueces, papa o apio, rábano o lechuga amargos y el beitzá, un huevo de color marrón, simbolizando el faraónico corazón pétreo, negando la libertad al pueblo judío e impidiendo sacrificar en el Templo.
Los cristianos adoptaron dicha idea, revistiéndola además, como ya lo hicieron egipcios y romanos, del símbolo de la resurrección y de nueva vida.
La Iglesia del siglo IV, asimilando el huevo a la carne, prohibió su consumo durante la Cuaresma. Por tanto, el pueblo les ofrecía cocidos, decorados y siglos más tarde, ya desembarcado el cacao en Europa, les fabricó en chocolate. Así nació en EE.UU, el esperado “Easter Bunny”, del conejo homónimo, que trae toda suerte de chucherías y huevos achocolatados a sus amiguetes niños.
Decorar huevos es una de los placeres familiares más lúdicos y simpáticos, que puede realizarse fácilmente de forma casera con colorantes naturales salidos de... la cesta de la compra. Para presentarles bellamente, forrar una cestita o un plato hondo de helechos, musgos, paja u hojas de su elección. En varias pequeñas cacerolas, hervir mucha agua con 1 cucharita de vinagre.

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