30 nov. 2008

Moreno, desde la casa


desde febrero de este año, dejó las mesas públicas, alquiló una casa generosa y decidió cocinar allí para sus cercanos, fieles y allegados. Parte de su nueva faceta es un catering bautizado EM, donde se muda, con vajilla y hasta el horno –ha pasado–, a casa de sus clientes fieles que suelen invitarlo movidos por un puntual antojo. "Me dicen: `quiero comer foie. O kobe japonés. O cochinillo. O langosta’. Y yo les hago un menú. Para mí es rarísimo, porque nunca había trabajado en otra cocina que no fuera la mía. Pero me gusta". Y la gran paradoja es que puertas adentro, sirve más cubiertos que en los límites del último restaurante."En Shayará eran 40 puestos. En los caterings pueden ser desde 20 hasta 300 personas". En casa, y sólo para allegados y amigos, también monta las mesas con un menú que no admite rigidez. "Me preguntan qué voy a preparar y digo no sé. Depende de lo que consiga. El otro día encontré unas auyamitas pequeñas y las rellené con una crema de auyama y queso de cabra".

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