7 dic. 2009

Le pidieron al Papa que la gula deje de ser un pecado


Un grupo francés le dijo a Juan Pablo II que no debe confundírsela con la glotonería. Apoyan la idea intelectuales, famosos chefs y sacerdotes.

La petición, dirigida al Papa Juan Pablo II, fue enviada primero al nuncio papal en París, quien hizo los arreglos necesarios para que algunos de los peticionantes, que representan al grupo "De la Question Gourmande", asistieran a una audiencia con el pontífice en Roma dos semanas atrás. El historiador Jean-Francois Fayard, secretario general de este grupo, reveló que Su Santidad no se mostró indiferente.

El espíritu que está detrás de este movimiento es el panadero (famoso en el mundo) Lionel Poilane, muerto en un acciden te de helicóptero en octubre pasado y el hombre que fundó al grupo en 2001 con el objetivo de dotar a la gula de una
mejor imagen. Poilane, según revela la presidenta de este grupo, Catherine Soulier, tenía un gran sentido del humor pero como había comenzado a trabajar a los 14 años, se cultivaba de forma constante y consideraba, al igual que Soulier, que gula no significa glotonería sino una actitud afectuosa en la mesa centrada en el hábito de recibir y dar placer a través de la buena compañía y el alimento.

Soulier formó parte junto con Poilane de varios comités gastronómicos y tiene gratos recuerdos de su pierna de cordero servida en un pan Poilane rociado con jugo. Ambos formaban parte también de la elitista Asociación de Amantes del Chocolate. Soulier aclara que no tiene intención de abandonar al chocolate para ayunar.

Si bien son varios los sacerdotes franceses que expresaron su afinidad por este grupo, ninguno milita en su comité directivo. Pero sí figuran en éste dos famosos chefs,
Alain Ducasse y Paul Bocuse, así como varios escritores de moda, un Rothschild y dos miembros de la Academia Francesa, Jean Dutourd, el novelista, y Jean-Francois Revel, el filósofo.

Los Siete Pecados Capitales, fuente de muchos placeres culposos e inspiración de varios artistas, desde Bosch a Balantine, parecen remontarse a tiempos de Evagrius Ponticus (346-399), un malhumorado asceta que se exilió en un desierto de Egipto. (Era tan severo que dicen que habría regresado con 8 pecados, en lugar de 7).

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