Vi que me citabas en el artículo que El País del 1 de marzo pasado dedicaba al cierre de tu restaurante, The Fat Duck. Quiero que sepas que siempre me ha parecido que eres una persona mesurada, un excelente comunicador y que tus libros están hechos con un gusto exquisito. Todavía no he podido comer en tu casa, pero ganas no me faltan. Uno de mis mejores amigos, Josep Vilella, es un entusiasta defensor de tu creatividad. Y un buen amigo editor, José María Pisa, publicó la traducción al castellano de tu libro dedicado a la cocina familiar. Conozco, pues, tu sensibilidad, y te recomiendo que no te dejes llevar por los caprichos de los medios cuando encuentran un filón noticiable. Sobre tu cocina y tú, no he dicho nada más de lo que ya dije en “La cocina al desnudo”. Por lo tanto, no hace falta buscarle tres pies al gato ni liarla más, como quizás hizo la periodista que recogió tus declaraciones a El País. Por desgracia, es una situación a la que yo ya estoy acostumbrado.
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